Unos estudiosos han notado que  a las personas perdidamente enamoradas, se les ha mermado la capacidad de ver objetivamente a sus parejas, es decir, se han vuelto cegatonas para apreciarlas tal como son, sin filtros, con sus defectos reales.


Al menos esto es lo que sucede en los casos de amor romántico o maternal: Este tipo de sentimientos,  desactiva la región del cerebro encargada del juicio social y de la evaluación de las personas.


La culpa no es de la vaca, ni de Cupido, se la achacan a la dopamina, hormona que ayuda valiosamente en muchos aspectos, pero perjudica la capacidad de evaluar de manera objetiva a los seres queridos: “Cuando nos enamoramos perdemos la capacidad de criticar a nuestra pareja.


En cierto modo nos hacemos incapaces de ver sus errores o fallas de personalidad, por lo que puede decirse, con cierta propiedad, que el amor nos vuelve –para decirlo de alguna manera– intelectualmente ciegos.


Pero el problema es aún más serio, enamorados: no sólo pierdes la imagen real de la persona que te ha cautivado, sino que también, se te altera otro sentido importante del ser: Te vuelves también literalmente sordo, porque no escuchas “ni a tu madre, ni a tu amigo, ni al angel de la guarda”, como dicen por ahí, no tomas en serio los conceptos de quienes están mirando los toros desde la barrera y que bien podrían informarte imparcial y verazmente sobre las “cualidades” de la “joyita” que te está manipulando la voluntad, el corazón, el estudio y hasta los billetes de tus ahorros.


Hay más: ¡Mejor siéntate! Los estudiosos del comportamiento en esta materia no sólo llegaron a esas dos severas conclusiones de arriba, es decir, a la ceguera y a la sordera del enamorado compulsivo. Fueron dramáticamente más lejos. Al analizar los feminicidios, la violencia de género y las diversas disfunciones matrimoniales, están añadiendo a la lista de los efectos de un mal enamoramiento, el de la propensión a los celos criminales y a conductas destructivas, no sólo presentes al inicio de la relación, sino, también perdurables en los estados posteriores del enamoramiento, cuando ya estás casado o hasta divorciado o viudo.

 

La sociedad lamenta hoy muchas muertes porque los difuntos se enamoraron mal y no vieron bien a sus parejas ni escucharon las voces que las describían como en verdad eran.
De tal modo que aún es tiempo de no iniciar este efecto mariposa de los enamoramientos cegatos, sordos o tóxicos, que te podrían embarcar mal con la persona equivocada y con efectos desastrosos para tu presente y tu futuro. Claro que si te enamoras, no se te acabará el mundo tampoco; tendrás eso sí que abrir los ojos del intelecto y atender los buenos conceptos de tus observadores.


La tasa de canadienses que consumen cannabis aumentó 25% desde la legalización. Y, por ende, el incremento de hospitalizaciones por esta sustancia influyó en solicitar más campañas de información y mejores políticas para mitigar los resultados negativos.


Las personas que acuden a los departamentos de emergencia (en su mayoría hombres jóvenes), si bien no muestran psicosis relacionada con el cannabis se exponen a trastornos mentales graves.


La mayoría de los estudios específicos dan cuenta del aumento de las visitas a las urgencias e ingresos hospitalarios por efecto del cannabis. Entre los jóvenes de Ontario y Alberta se observaron mayores trastornos e intoxicaciones. Y en las secciones de Urgencias se atendieron, por envenenamiento a causa del cannabis niños en cuatro provincias en el año inmediatamente posterior a la legalización.


Según los partidarios de la legalización, se pondría fin a la exagerada ganancia del negocio y bajaría su precio comercial al disminuir los altísimos costos de producción provocados por la prohibición. Sin embargo, con el permiso y el aumento más barato de la distribución, se produciría una degeneración catastrófica de la salud de demasiadas personas.


Así que, si la ley humana te permite el vicio, mejor no lo hagas; piensa en tu salud, en tu vida, en tu futuro. De paso, con tu vicio enriqueces a quienes te hacen tonto útil.



Una hazaña académica se apuntó el joven Diego Fernando Castaño Mosquera, de la Institución Termarit, –ubicada en el distrito de Buenaventura–, al lograr un puntaje perfecto.


Con sus frescos 18 años ha demostrado que la excelencia no conoce límites geográficos ni socioeconómicos, sino que es producto de la fuerza de superación personificada en este representante de la juventud vallecaucana.

 

De hecho, –apuntan los sorprendidos observadores– no sólo ha sido fruto de su propia aplicación al estudio, sino también ha sido efecto de la influencia positiva de su entorno académico que lo motiva y le colabora.


Se preparó intensamente para la prueba en dos clubes de estudio, llamados Grupo 500 y Tesos 2.0, patrocinados por la Institución, cuyos socios obtuvieron también resultados dignos de elogio.


El éxito de Castaño Mosquera, residente en el barrio Bella vista, azotado por la violencia y los conflictos territoriales, –concluyen los psicorientadores de la educación–, debe ser fuente de inspiración para muchos jóvenes, que adolecen de buen ánimo para estudiar, que toman su permanencia en las instituciones como oportunidad para juguetear, hacer travesuras o malgastar el tiempo evadiendo todo tipo de responsabilidad.


En su proyecto de vida, Diego Fernando, contempla el ideal de convertirse en médico y en contribuir positivamente al bienestar y al progreso de  su comunidad. Precisamente en su mensaje central, el día de la Clausura, –creo que tiene el discurso–, les va a describir precisamente esos ideales a sus compañeros.

 

Además, les va a comentar que los cambios necesarios para construir una sociedad mejor, se obtienen haciendo la paz con las palabras y no la guerra o hasta el ridículo con ellas; pero más se obtiene –concluye–, formándose como personas responsables y competentes para las buenas acciones.



Ray Kurzweil, asegura que en un futuro cercano la humanidad podría alcanzar una especie de “inmortalidad”. Algo que, en concepto de unos observadores, tal extra edad podría representar un privilegio; y para otros, una carga insoportable,  por muy amante que sea de la vida sobre el planeta.


Kurzweil, experto en inteligencia artificial, basa su teoría futurista de tal inmortalidad, en las virtudes de la robótica que proporcionaría los “nanobots” para ser utilizados por la medicina para prolongar las funciones vitales del ser humano.


Estos robots, caracterizados por su tamaño diminuto, tendrán la capacidad de sanar células y tejidos dañados por la vejez, mejorando así el sistema inmune y evitando enfermedades mortales, como el cáncer. Esto se daría en los próximos ocho años, por lo que podría ser realidad antes de finalizar esta década.


El ex colaborador del gigante tecnológico explicó el tema de la “singularidad”, que se presenta cuando la inteligencia artificial supera a la humana para transformar la evolución del individuo.


El experto también aseguró que en un futuro próximo se implantarán chips en el cerebro de los humanos, para transformarlos en humanos-máquinas, con capacidades superiores a las naturales: “Vamos a tener más neocórtex, —expresa emocionado―, para ser más divertidos, mejores en el arte y la creatividad. Incluso más empoderados en el campo sexual”.


Esta no es la primera vez que Ray Kurzweil hace pronósticos sobre los avances del futuro. En 1990 predijo que una máquina le ganaría una partida de ajedrez al mejor jugador en ese campo en el 2000. Ese hecho ocurrió en 1997, cuando Deep Blue le ganó a Gary Kasparov.


También, en 1999 predijo que para el 2023 una computadora portátil de 1000 dólares tendría la capacidad de cómputo y almacenamiento de un cerebro humano. Y eso ya está pasando en la casa mía y en la del vecino.


A su vez, en 1999 vaticinó que tras el cambio de siglo aparecerían los autos de conducción autónoma, además de la existencia de teléfonos móviles, los cuales tendrían la capacidad de responder preguntas. Y de hecho ya eso es interesante historia.


Y ahora nos augura también la bendición de la “inmortalidad” humana, entendida, como ya lo venimos diciendo, en una mayor y mejor extensión de la vida. Sin embargo, para algunos observadores, así la ciencia médica logre hacer “milagros” para que nos mantengamos sanos y con fe de inmortalidad sobre esta tierra, habrá  aguafiestas interesados en recortar la vida y la salud de muchos prójimos; y en destruir incluso el medio ambiente.


Observé allá en Uganda, en Butaleja, a un asombroso, pero ya estresado agricultor de 67 años, que tiene,  —para que te asustes y no lo hagas—, 12 esposas, 102 hijos y 568 nietos.
Se llama, para más señas, Mzee Musa Hasahya y empezó a los 16 años su apasionante vida productiva en el pueblo de Lusaka, al contraer su primer matrimonio. Y digo primero, porque le siguió gustando “esa vaina de casarse”, como decía el bobo del cuento; y, de hecho,  lo hizo una segunda vez, una tercera, una cuarta... Para resumir,  lo hizo once veces más, hasta completar ese record nupcial que le granjeó tantos muchachitos, con tantas madres propias para unos y adoptivas para otros.


La poligamia legal en Uganda le permitió consumar ese tipo de hazaña machista y, aunque creció en la escasez y casi en la nada, Mzee pronto se las arregló para cambiar su extrema pobreza en capital y en prestigio, alcanzando incluso éxito político, convirtiéndose en presidente de su aldea. (Nunca antes en una posesión política –me contaron los periodistas, – se habían visto tantas primeras damas juntas).


Pero te estarás preguntando porqué a nuestro amigo le gustaba harto esa manía de casarse tanto y de hacer excesivo ejercicio conyugal. Pues sencillo: Lo atormentaba una especie de trauma generacional, o de obsesión paternal. Pensaba que, no más esos dos hijos con la primera costilla, no eran suficiente garantía para inmortalizar su clan sobre la tierra. Además su padre también había tenido sólo dos hijos y ese número amenazaba seriamente la perpetuidad de su apellido.

 

Así que, el agricultor ugandés empezó a pasarse incansablemente de cama en cama no sólo para que sus esposas no se sintieran solas y de pronto se volvieran infieles, sino también para ampliar el número de sus descendientes. (Algo enrazado, parece, con el famoso Abraham que también bíblicamente tuvo tantos hijos como las arenas de las playas).

 

Obviamente, ahora, –me explica– su materia prima de la fecundidad ha disminuido, forzándolo a dejarle a sus hijos la rica tarea de continuar la labor de seguir “multiplicándose y llenando la tierra”. Pero que lo hagan sin tanta obsesión ni constancia. “Porque –dice sabiamente–, la crisis  económica que vive el mundo también tocó nuestra puerta y hay que ser ya austeros y prudentes.

 

Y de hecho, ha reunido a toda su tropa, como arriba en la foto, para echarles un discurso de inteligencia sexual, entre otros temas, para que opten por la planificación familiar, que ya el clan Muza, está a salvo, y que más bien “penséis en atender a la prole medida que ya tenéis... –Habla así españolete–, “Enviadlos a la escuela en pos de placeres intelectuales, no sea que se aficionen sólo a las delicias mundanales”. Al parecer tanto sexo lo volvió inteligente.


Dicen los estudiosos de esta especie de energía cósmica que cuando yo te abrazo, por espacio de diez segundos, produzco en ti, persona afortunada, –si fueras tú quien me abrazaras, obviamente sería yo el suertudo–, produciríamos, ya sea en mí o en ti,  un efecto terapéutico real en la mente, en la anatomía total,  y en el espíritu, lógicamente.


La explicación científica –siguen comentando los entendidos en esta área de la abrazo terapia–, es que un abrazo sincero produce de entrada una hormona llamada “oxitocina”, también conocida como la hormona del amor, además de endorfinas que reducen los niveles de cortisol y adrenalina, (las hormonas del estrés) y nos ayudan a sentirnos más relajados; porque liberamos serotonina y dopamina, vibraciones vitales que contribuyen al bienestar y a la pacificación del espíritu, si has estado en guerra.


Así que, si sospechas que tienes síntomas de estrés, estás inseguro, con miedo, ansioso, que no te hallas y tampoco te hallan, busca entonces quien te inyecte esa tal oxitoxina mediante un abrazo o varios, dependiendo del déficit que experimentes. Asegúrate, sin embargo, de que provenga de una fuente libre de dengue o de alguna otra tóxina de tantas que existen actualmente. Si bien es cierto que el amor es muy bueno, prima el bien del organismo, la vida, en una palabra, sin la cual no habría ni amor, ni abrazos.


Terminaré diciendo que este maravilloso tranquilizante lo ofrecen gratuitamente muchos prójimos, de generoso corazón y de que tú también deberías darlo gratis, –me refiero al aprecio hacia los demás, al calor del afecto materializado en los abrazos–.


Los estudiosos del abrazo señalan, finalmente, que la dosis mínima, por día, es la de cuatro abrazos, por parte tuya. Y por el lado de los demás, aseguran que es directamente proporcional a tu buen estado de ánimo y ferviente autoestima que exhibas. Si casi nadie te busca para abrazarte y casi nadie está con ganas de que lo abraces, sugerimos cariñosamente un libro de auto ayuda, o un chequeo psicológico, consultar a la psicorientadora, por ejemplo, –con seguridad, ella estará disponible para un abrazo–, invocar a  San Francisco para que te vuelvas “instrumento” de ese apretón genial, o, en el caso desesperado de que te urja un milagro, pedirle a Dios, en fin, ese don de ser dispensadores de su multiforme gracia.


Alguien pensó, tal vez simpatizante de la reencarnación, que abrazar es una actividad apremiante sobre esta tierra mientras estamos “encarnados”, que ya después cuando seamos espíritus será imposible hacerlo. Según eso, es mejor no malgastar tú y yo el tiempo, así que... ¡haz conmigo lo que alguien cantó, con pasión: “Abrázame!”


Mi amigo Efrén Salgado Vivas, de apenas 42 años y administrador de empresas, desde hace seis años convive valientemente con la esclerosis lateral amiotrófica (ELA). Ya se encuentra, como es de imaginarse, postrado en su cama, al lado de su esposa, Marisol López, quien busca afanosamente en su teléfono celular el nombre del más reciente curso en línea que tomó Efrén en el Sena, porque este hombre, aun así, paralizado, paradójicamente es incapaz de quedarse quieto, pues “siempre está haciendo cosas, leyendo, escribiendo, viendo noticias y películas”, cuenta su mujer y nos sorprende.


Todo eso lo consigue ayudado por un computador y un lector óptico, que nos recuerdan al genio Stephen Hawking que también la padeció; y que, a su vez, igual que Efrén, le dijo no al suicidio asistido, a la mal llamada “muerte digna”, o eutanasia, y siguió vivo siendo de provecho para todos hasta el final.

 

Con la asistencia de ese lector óptico y del computador, siempre sobre sus piernas, unidos a su admirable determinación y disciplina, ha podido escribir un libro de 290 páginas, titulado: “Quédate quieto, pero nunca dejes de vivir”. Le ha llevado hacerlo dos largos años y en él cuenta cómo no le perdió miedo a la muerte, pero tampoco miedo a vivir. Además ofrece valiosos consejos sobre la enfermedad para que los pacientes y sus familias puedan sobrellevarla sin rendirse ni desesperarse.

 

Está convencido y transmite esa idea de que hasta el final hay que imponer la actitud de vivir digna y útilmente, en lugar de maldecir o destruirse.
Atado a un respirador, mueve su mundo sólo con parpadeos y con su corazón. Afirma que no sólo su familia es el motor que lo impulsa a seguir con vida y a llevar el día a día con una sonrisa en su rostro. También, en el fondo de su ser, arde, como en el centro de la tierra, el fuego de la fe en su Dios, que lo sostiene y lo conforta.


Una joven se hizo viral en redes sociales tras publicar en un video corto una de las situaciones más dolorosas y traumáticas que puede experimentar una persona, como lo es la de perder accidentalmente el amor de su vida.(Ella lo perdió por causa de un accidente de moto).
En esa publicación la joven escribe: “Ya hace un mes que te fuiste, pero aún sigo sin asimilarlo, me duele mucho tu partida… te amo mi cochinito, apestoso, hermoso, cosita bonita”. Y va mostrando detalladamente varias fotografías de momentos que compartió con su pareja; sin embargo, de las cosas que más llama la atención y preocupa, es que ella aún le sigue escribiendo mensajes por WhatsApp, como imaginando que está vivo y que le puede contestar.
Entre esos mensajes se destacan, como por ejemplo, “Te extraño”, “te amo”. Y comparte con él, como si lo tuviera en espíritu, una especie de diario en donde le describe el historial de cada uno de sus sentimientos desde el momento de su inaceptable partida.
La joven sigue recibiendo fuerza y cariño por parte de muchos usuarios que se solidarizan con su dolor, pero ya han comenzado a sugerirle que pase a la etapa de la aceptación y de la superación de su pérdida. “El peligro –aseguran los observadores– es que continúe mucho tiempo en ese estado, potencialmente tóxico para ella, porque la puede sumir en la depresión y, sobre todo, la puede hacer víctima de la terrible posibilidad de no hallarle nuevo y feliz rumbo a su vida con otro amor”.


La empresa japonesa Cultural Property Structural Plan, –pensando en quienes miman alocadamente a sus mascotas–, anunció su nuevo proyecto llamado ‘Inuden’, el cual consiste en construir una exclusiva casa para perros de ciprés japonés tallado a mano, con techo curvo, cubierto con placas de cobre estirado y con base de granito, las mismas técnicas tradicionales empleadas en santuarios, templos y castillos japoneses. 

La maravilla no termina aquí: además de su altísimo precio, la firma anunció que solo fabricarán una unidad por año, y en caso de recibir más pedidos, realizarán un sorteo para determinar a qué cliente se la entregan primero.

Por más insólito que parezca, la ‘Inuden’ no es la casa para perros más cara del mundo. Hay otras que superan los 200.000 dólares. Obviamente, esas son más grandes y agregan otras comodidades para el canino. En este caso nos referimos a una obra de arte minimalista, en la cual su precio se establece por la calidad del arte de quienes  las fabrican.

Para los observadores la propuesta de construir tales mansiones perrunas está sobre la mesa. Falta ver si hay clientes con el capital disponible y con la actitud extravagante de proporcionarle a sus mascotas semejante lujo de reyes, que ni se aplican a los propios hijos.


Daverius Peter, de 18 años, estaba listo para cruzar el escenario y recibir el título que le permitiría entrar a un nuevo capítulo en su vida, pero un funcionario de la escuela de Lousiana (Estados Unidos) lo detuvo, justo ahí, para decirle: “Usted no cumple completamente las reglas de presentación personal para esta ocasión. No se puede graduar, a menos que se cambie esos zapatos deportivos de cuero negro con suelas blancas”.

El joven estudiante entró en pánico y buscó de prisa al profesor Butler, (según narra CBS News), para contarle desconsolado la situación de porqué no querían dejarlo graduar. Sin pensarlo ni un segundo, el profesor Butler se quitó sus zapatos formales y se los entregó al joven, quedándose él en las meras medias, por cuanto los zapatos del joven tenían dos tallas menos que los suyos.

De tal manera que, el estudiante, cuando lo llamaron para entregarle el diploma, como le quedaban grandes los zapatos prestados, tuvo que deslizar con maestría los pies por el escenario para acercarse a la mesa principal. Hecho jocoso que sería después anécdota inolvidable. 

Para el estudiante Peters, su maestro había sido, una motivación viviente en su proceso de formación, llegando a ser para él, ese día de su graduación, un verdadero héroe.

Siempre recordará agradecido, –apuntaron los observadores– no sólo ese gesto excepcional de su profesor, sino que también vivirá motivado por la forma de ser de su docente, por sus valores personales, por sus enseñanzas prácticas como esa expresada en una de sus frases favoritas:

“Sé solidario con los demás y considerado, trata de ponerte en los zapatos de los demás”. Y, aunque no pudo ponerse los zapatos de su estudiante, el profesor Butler, vivía lo que enseñaba. O más bien, enseñaba lo que vivía. 


Un padre impuso un castigo nada inhumano ni terrible a su hija adolescente luego de que la colegiala le informara que quería abandonar la escuela para dedicarse única y exclusivamente a hacer videos en TikTok.

En la grabación corta, o clip, se puede ver al padre, –trabajador de construcción, junto a su hija, en un día laboral. En el video se puede escuchar al hombre, muy indignado, diciendo que la adolescente quería abandonar la escuela,  renunciando a sus estudios, dizque para dedicarse a cumplir otro tipo de sueños, el de hacerse famosa y rica como “influencer”.

El obrero quiso mostrarle a su hija el gran esfuerzo que hace él para sacarla adelante. “Se me escapó de la casa.  –se queja afligido– ¡No es fácil ganar el dinero, porque cuesta. Y, encima, Ella no quiere estudiar”.

La joven, por su parte, le asegura al papá que la “escuela no sirve para nada”, que es perder el tiempo. Entonces, el trabajador de construcción, inmediatamente, le exige que se eche al hombro un costal de cemento que pone en el suelo delante suyo. La niña se inclina con intención de levantarlo, pero obviamente no es capaz. Él, entonces, un tanto enojado por los caprichos en línea de su hija, remata sabiamente la lección práctica, diciéndole: 

“¿Qué pesa más, el libro o el cemento? Déjate de cosas,  hija, y ponte más bien a estudiar”.

Los observadores de la noticia tienen la esperanza de que aprenda la lección y prefiera por el momento estudiar y prepararse. Al fin y al cabo, ser influencer requiere conocimiento amplio del tema, habilidades comunicativas, poder de convicción, ser auténticos modelos para sus seguidores. Más adelante, podría reconsiderar nuevamente esa opción de ganarse la vida y ser rica. Sin embargo, ya ha hecho la primera tarea como influenciadora: Está influyendo en muchas jóvenes que pensaban en lo mismo, en tener fama y plata fácilmente, sin estudiar ni formarse. Ahora deberían saber que la Escuela es valiosa y que estudiar es necesario para influir, a lo bien, en el mundo.

Según la Fundación Keep Sweden Tidy, más de mil millones de colillas de cigarrillos se arrojan en las calles de Suecia cada año, residuos que representan alrededor del 62 por ciento de toda la basura. Enseñar a los humanos a no tirar colillas en la calle hasta ahora ha resultado imposible, pero una startup sueca, (un grupo activista), afirma que puede enseñar a los cuervos a recoger la basura y ahorrar a las comunidades locales millones en gastos de limpieza cada año.

 

Corvid Cleaning enseña a los cuervos salvajes a hacer tareas de limpieza a través de un proceso de aprendizaje paso a paso, que consiste en recompensar a los pájaros con comida por cada colilla que recogen. “Son más fáciles de enseñar y también hay una mayor probabilidad de que aprendan unos de otros. Además, participan de forma voluntaria en la tarea”.

 

Básicamente, primero, se entrena a las aves para que asocien las colillas de cigarrillos con la comida, luego se introduce un dispensador de comida que solo arroja comida cuando llega el ave. Luego, al retirar las recompensas de comida, los entrenadores incentivan la investigación, de modo que los cuervos comienzan a picotear la máquina y finalmente presionan un botón que hace que la comida caiga. Esto abre el camino al cuarto paso, donde las aves descubren que la recompensa cae solo cuando colocan colillas en un contenedor asignado.

 

Suena complicado, pero los cuervos se encuentran entre las aves más inteligentes de la Tierra, y tales programas de entrenamiento han tenido éxito varias veces en los últimos años. De hecho, Corvid Cleaning tiene tanta confianza en que puede lograrlo que ha expresado interés en probarlo a mayor escala. La idea es que la experiencia pueda implementarse en otras partes del país; y, que de paso, los ciudadanos aprendan a comportarse debidamente no arrojando basura por todas partes.


Consciente de que sus alumnos tenían problemas de concentración en la clase de matemáticas, una maestra de Carolina del Norte decidió canalizar su energía mediante el uso de bicicletas estáticas.

No suena como la cosa más común del mundo para hacer durante una clase de matemáticas, pero Bethany Lambeth, docente de Wake County, dice que desde que instaló las máquinas de ciclismo debajo de los escritorios de sus estudiantes, la calidad de su trabajo mejoró en gran medida, están más enfocados, y lo más importante: ya no están inquietos todo el tiempo.

 “Antes tamborileaban en sus escritorios, molestando a sus compañeros, pero ya no. Sus pies están concentrando su energía”, –dijo–. Ha habido un enorme incremento en la calidad del trabajo de nuestros estudiantes, y una disminución en la cantidad de tareas faltantes”.

La joven educadora cree que el mundo está cambiando mucho y los niños tienen que ser capaces de hacer varias cosas al tiempo.  Lambeth instaló las máquinas de ciclismo a finales del año pasado, pagando alrededor de USD 150 por cada una. El costo fue cubierto por donaciones y un subsidio. No se utilizó ningún dinero de los contribuyentes; pero, a juzgar por los resultados observados por el maestro de Wake, esto podría ser una solución que las autoridades deberían considerar. Después de enterarse del éxito del proyecto de Lambeth, las autoridades escolares están particularmente entusiasmadas por el papel que las bicicletas estáticas podrían desempeñar en clases de educación especial. Obviamente a los niños les encantan los nuevos «juguetes». Les sirven para enfocarse en el estudio durante la clase; y pedalear por la salud y el buen físico. 


Sí, ya estamos acostumbrados a que más de un vivo dibuje un mamarracho y luego diga que eso es «arte», pero esto es demasiado. Bart van Polanen Petel, un boxeador holandés, le dio un duro golpe al mundo artístico, literalmente.

Así, con sus guantes, este supuesto artista le da golpes de puño a una superficie plana para crear una ¿bella obra? Bueno, si es bella o no, es una cuestión de gustos. «En lugar de aplastar huesos y romper dientes, utilizo mis puños para crear», justifica el protagonista.

Muchos apasionados al deporte sostienen que romper narices y mandíbulas también tiene su lado artístico, además de dar trabajo a las enfermeras y doctores; pero sin duda alguna, esto de dar guantazos de pintura a un lienzo, es un poco más constructivo que andar desfigurando rostros arriba del ring.

"El boxeo despierta, libera y ennoblece --agrega el púgil artista-- nuestra bestia interior. Con técnica y precisión, el boxeo transforma esos instintos irracionales en obras de belleza, no mediante el toque suave de un pincel, sino, con los puños, azotando la mansa superficie de la tela. Es como sacarle el poder creativo a la violencia".  Esto asegura, con cara de sabio, este profundo pensador del deporte. Así que si quieres tú también encauzar creativamente los instintos feroces que podrían anidar en tu interior, decídete por seguir esta vertiente estética de hacer arte pacífico con la violencia. Por lo menos, podrías comprarle a este boxeador alguna de sus obras originales.

Abuela se graduó

de abogada con su hija

 

 

Carmen Cecilia Pabón comenzó Derecho a los 66. Su familia fue fundamental para lograr 

 

este triunfo académico.

 

En Bucaramanga, una mujer de 71 años, logró graduarse de abogada, demostrando que nunca es tarde para cumplir propósitos. En la misma promoción se graduó su hija.

“Lo que le queda al ser humano es nunca dejar de buscar el conocimiento por cuanto nos da la alegría y la capacidad de vivir con entusiasmo”, manifestó.

Carmencita, como la conocen sus familiares y amigos, expresó que a pesar de tener varios títulos académicos y dedicarse por más de 20 años a la docencia, siempre quería, como una de sus metas primordiales, ser abogada.

La hija, Mildone Smith Pabón, por su parte, comentó que había sido maravilloso estudiar con la mamá, aunque en algunas ocasiones se presentaron inconvenientes, pues la mamá era un poco demorada a la hora de entregar las tareas, porque quería hacerlas mejor. Al cabo, pues, de cinco años de estudio doña Carmen se graduó en medio de aplausos y ovaciones frente a su familia y compañeros de la Universidad Remington.

“Ella estaba siempre en los puestos de adelante —aseguró uno de sus compañeros—, siempre quería participar, responder y hacer preguntas inteligentes”. 

 

Admiren entonces ahora a estas dos brillantes abogadas de la familia Pabón, focos de inspiración y de imitación para todos los jóvenes y menos jóvenes, para que se den cuenta de la importancia de prepararse y de ser grandes profesionales con esfuerzo, sin importar para nada cuántos años se lleven sobre las costillas.